Los días se hicieron muy amenos y cortos ya que hicimos mucho snorkel, jetski, paddelsurf, pesca al atardecer, nos dimos un masaje balinés en el spa de media hora que nos ofrecían en los bonos que nos dieron el día de llegada, vimos atardeceres preciosos desde nuestra terraza, tomamos unos buenos cócteles en la playa, cenamos nuestros peces pescados, hicimos una excursión a ver mantas y delfines, vimos tortugas comiendo en los inmensos corales, jugamos a buscar cangrejos ermitaños cada vez más pequeños, nos perdimos buceando los increíbles corales, celebramos nuestros 12 años juntos, jugamos al billar y al ping-pong como cuando éramos niños, paseamos descalzos por la isla sintiendo la arena coralina en nuestros pies, contemplamos estrellas fugaces en el infinito cielo sobre las hamacas de nuestro bungalow... y sobretodo descansamos y disfrutamos de nosotros mismos.
La comida en el buffet estaba buenísima, tenia una amplia gama de platos y cada día organizaban una temática diferente, como día de comida china, donde hacian platos especiales chinos, o por ejemplo hacían gofres y crepes franceses para el desayuno. Los postres estaban de muerte y eso que no somos muy golosos, siempre acabamos picando algo...
El mismo hotel cuenta con un centro de buceo. Nosotros habíamos hecho el bautismo de buceo en Denia y nos hubiera gustado haber hecho un pequeño curso por las Maldivas, pero por culpa de los escasos días de estancia y porque no puedes realizar inmersión el día después y anterior del díaa que coges un avión, nos apuntamos a una clase gratuita para la iniciación del buceo, donde hicimos un tipo de snorkel con botella de oxígeno con la monitora, pero nos quedamos con ganas de más... esperamos que a la próxima podamos...
Todos los días fueron fabulosos, muy calurosos, con el cielo azul y agua turquesa, tuvimos mucha suerte porque normalmente en esas fechas es época de mozón y suele ser muy inestable con tormentas y agua picada.
Los dias pasaron rapidísimos pero fueron muy bien aprovechados. El penúltimo dia concretamos con el hotel la hora que nos tenían que volver al aeropuerto ya que nuestro vuelo salía a las 23h pero como muy tarde las lanchas salen a las 15,30h. Nos dijeron que saldríamos con la última lancha (15,30h), así que perfecto, y que la habitación la tendríamos que dejar sobre las 12h, así que aún podriamos difrutar un ratito de los corales y de la isla.
Nos dimos el último banquete en el buffet, liquidamos cuentas con el hotel y a las 15,30h cogimos la lancha con otros húespedes rumbo a la civilización. Mientras nos íbamos, había una familia con una niña pequeña y la niña empezó a llorar desconsoladamente... nos quedamos todos mirándonos y riéndonos cautelosamente, porque yo creo que todos teníamos la misma sensación de tristeza y añorazanza de abondonar la isla, la vida utópica, las vacaciones, las Maldivas...