Conociendo la impresionante ciudad arquelógica de Ayutthaya

El despertador suena temprano, cogemos fuerzas con un buen desayuno en el hotel y cogemos un taxi para ir a la estación de trenes. Primer intento de que pongan el taxímetro pero se niega y no tenemos tiempo q perder, regateamos y nos ponemos en marcha. El tráfico es horrible en la capital y mas a hora punta de trabajos, colegios...y unos 20 minutos llegamos a la estación. Nos dirigimos a la ventanilla y compramos el billete a Ayuthayya por un precio ridículo. Como habíamos leído la puntualidad no es muy fuerte en los trenes thai... Observamos curiosos a la población que pulula por la estación, sus hábitos, sus movimientos... El tren se pone en marcha y nos pegamos a la ventanilla porque no queremos perder nos ningún detalle. El paisaje va cambiando de la ciudad a poblados, a campos... Nos encanta!

 Cada vez hay más gente local en el tren y ahí es cuando ocurre un momento gracioso del día... Al lado de Ángela se sienta un señor con su sonrisa; al rato empieza a hacer una siestecilla y iba bajando la cabeza, hasta que acaba apoyándose sobre su hombro... Ángela intenta no reírse  y de pronto, el hombre le coge el hombro como si hubiera tenido una pesadilla y se despierta alterado y asustado! Se gira hacia ella y pone las manos juntas a modo de disculpa. Al poco que se detiene el tren se levanta y se marcha, suponemos que en su parada… nos miramos y nos reimos con ganas!

tren con destino a Ayutayya
el acompañante del tren de Ángela

Por fin llegamos a Ayuthayya, dejamos las mochilas en la estación y vamos a por un vehículo para conocer la ciudad. La verdad que preferimos algo que nos de independencia y que nos agote poco, así que decidimos alquilar una moto, que por cierto a Kyke le chifla conducirlas. Hacemos el papeleo oportuno, nos cogemos el mapa y los súper cascos y a descubrir la ciudad hostórica! El ambiente es genial, bastante más tranquilidad que en Bangkok, buen tiempo y mucha naturaleza. Aún recordamos ir subidos en la moto, primera toma de contacto, señales, conducir por la izquierda, por sus calles y divisar algún templo en la lejanía, fue mágico! Empezamos con los más alejados del centro y luego continuamos con los más céntricos. Como aún era pronto, en el Wat Chaiwatthanaram estábamos solos, una pasada, muy difícil de explicar con palabras lo que sentimos en ese momento.

moto alquilada en Ayutayya
wat Chaiwatthanaram

Continuamos con nuestra ruta con la moto yendo al Wat Phu Khao Thong donde había varias excursiones de niños tailandeses, súper simpáticos visitando los monumentos y nos hacían guiños y querían hacerse fotos con nosotros al igual que las maestras. Nos encantó el templo y el emplazamiento del mismo y fuimos buscando con la moto otros templos más céntricos como el Wat Lokkayasutharam donde se encuentra el famoso buda inclinado y por primera vez  probamos el agua de coco, qué rico!!! Y que bien va con la gran vasca que hacía... Recorrimos el Wat y allí nos cayó un buen chapuzón pero pronto se despejó.

 

 Wat Phu Khao Thong

 Ya apretaba las ganas de comer así que fuimos con nuestra moto a buscar a algún lugar para reponer energías y acabamos en una casa de campo/restaurante, cuyo bajó de la casa era una terraza y hacían comida típica thai. Nos entendimos con señas y fotos con el cocinero y probamos unos buenos plato de comida tailandesa  y unas coca-colas fresquitas!

Continuamos con el Wat Phra Si Sanphet, para nosotros el mejor de todo Ayuthayya tiene un encanto especial... Por útlimo, visitamos Wat Rat Praditthan acabando con el templo del buda en el árbol Wat Maha That. Mira que habíamos leído mil veces que no se podía hacer la foto estando por encima de él pero una vez allí, nos despistamos y los guardias nos llamaron la atención! Qué cara de bobos se me quedó! Jajajjaja!

Respecto a las entradas de los templos, en algunos pagamos y en otros no.

Eran sobre las 17h y ya empezaba a atardecer así que decidimos ir al último Wat que se encuentra  a las afueras, el impresionante Wat Yai Chaimongkhol. Como nos había pasado al principio del día, no había ni un alma y lo disfrutamos muchísimo! Es una pasada ver tanto buda representado con la túnica que le da un contraste muy hermoso!

Wat Phra Si Sanphet
kyke en Wat Maha That

Estábamos reventados y ya iba oscureciendo así q decidimos volver a la estación y dejar la moto! Mientras íbamos para alli, las demás motos o coches con un montón de personas dentro nos saludaban y se reían al vernos  conduciendo... Es raro que suceda, porque mira que hay turismo occidental en thailandia!  El tren aun no lo teníamos que coger pero necesitamos recargar fuerzas así que fuimos al 7 eleven y nos abastecimos un poco de comida para merendar/cenar, también compramos algo de fruta fresca y empezamos a charlar con otros viajeros en la estación. Ángela se fue a dar una vuelta a ver que veía por fuera de la estación y localizó una paraetas llenas de gente, se acercó y se pidió uno! Mmm... Q rico está el rotee thai!

Al final de la espera, vino el tren, poco puntual y subimos a nuestros asientos y camas. Dios que frio!!!!! El A/C estaba a toda pastilla. Allí charlamos con otro español que viajaba solo y al ritmo del tren,  compartimos historietas. Iba a ser nuestra primera vez durmiendo en un tren. Nos montamos las camas junto con la auxiliar del tren y a por ello!

 Lo único malo fue el aire que nos congeló toda la noche, en especial a Ángela, pero bueno, esto es Asia...

meditando en Wat Yai Chaimongkhol