Dias en Bangkok

Un día perfecto con las japonesas

Nos levantamos temprano, desayunamos tranquilamente en el hotel y nos pusimos en camino para el Palacio Real donde habíamos quedado con nuestras amigas las japonesas, Izumi y Mayu. No hubo manera de pillar un taxi libre, así que acabamos en la estación del metro y pusimos rumbo para allí. Como llegamos tarde debido al imprevisto, las japonesas no las encontramos, así que entramos por dentro a ver si las veíamos. Primero cubrir piernas y hombros y para adentro.

El palacio es precioso, la pena es que estaba llenísimo pero es toda una preciosidad. Después de recorrerlo quedamos en ir al Wat Pho ya que habíamos podido contactar con las japonesas.

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Allí estaban en la puerta súper sonrientes, nos saludamos y visitamos el buda y el recinto, nos encantó aunque nos quedamos con ganas de más ya que nos parábamos de hablar y de ponernos al día. Fuimos al Wat Arun, nos pusimos nuestras pasminas y hacer “escaling”. Nos reímos mucho subiendo las empinadas escaleras y haciendo tonterías sobre el templo. El templo es impactante,  con muchas personalidad, con sus colores,  por la cercanía al Rio Chao Praya... que para nosotros lo hace muy místico e impactante. Al bajar vimos un tenderete con ropa típica thailandesa y como no, ahí fuimos las tres para hacer de modelos tailandesas. Es una gran turistada pero nos lo pasamos bomba!

wat poh
las japonesas y Angela en el Wat Pho
escaling en wat arun
vestidas a la tailadesa

Ya era mediodía y teníamos hambre y como no, nos apetecía un buen pad thai. Aprovechando que las japos no lo habían probado aún, cogimos el ferry para cruzar el rio y en el mismo puerto, en un bareto con vistas al Wat Arun, creemos que se  llama Boh Bar, comimos a lo grande.

 Grande compañía, gran lugar y gran comida... Que más se puede pedir!

 

comiendo nuestro plato favorito tailandes

Después de comer nos fuimos a la famosa Khaosan Road, de camino con el taxi simpático más risas (es curioso ver que solo existen aire acondicionado frio en los lugares donde solo hace calor) y allí Izumi se puso las botas comprando y nosotros dando un agradable paseo. Entramos en una agencia para preguntar si podríamos contratar la excursión al mercado flotante al día siguiente, la contratamos y confirmamos para que al día siguiente vinieran a por nosotros al hotel. Después de un buen rato por Khaosan curioseando, pillamos de nuevo otro taxi y nos fuimos al MKB para quedar con un amigo thailandés de las japonesas que trabaja allí. Tras comprar alguna cosilla, el amigo thai, las japonesas y nosotros cogimos el coche de él, nos comimos unos grandes atascos en BKK y nos fuimos a cenar a un local típico donde probamos un plato exquisito parecido a un ramen, que es de los mejores de BKK según nos contaron. (Tenemos muy mala memoria y se nos olvidó el nombre del plato). El chaval nos invitó y fuimos al Asiatique donde de nuevo hicimos más shopping nocturno; que tendrá Thailandia con tantos mercados nocturnos…, es una gozada. En el Asitique hay una zona más artesanal con cosas muy chulas y originales. Tras comprar de nuevo algunos recuerdos para la familia y amigos, nos reencontramos con Izumi y Mayu para despedirnos, porque ellas cogían ya el vuelo para volver a Japón. Antes de separarnos Izumi nos regaló un detalle que guardamos en casa con mucho cariño porque sabía que el día 28 de agosto era nuestro aniversario.

Después de dar unas vueltas más, volvimos al hotel bordeando el Chao Praya y de ahí al hotel.

tomandonos un zumo en Khaosan road
comprando en el centro comercial Asiatique

Ultimo día en Thailandia

Desayunamos temprano, dejamos las maletas en el hall e hicimos el check-out! Puntuales vinieron que  buscarnos para irnos al mercado flotante, después de varios cambios de vehículo, un rato de carretera, llegamos nos subimos en unas barcas a motor y llegamos por unos canales al mercado. Bajamos de la barca y recorrimos a pie toda la zona, es curioso el lugare pero se nota que se ha convertido en una turistada pero hay que verlo para sentirlo...

Mercado flotante cerca a Bangkok

Tras unas horas allí nos recogen con la van y volvemos a Khaosan road para comer y dar una vuelta.  A Ángela se le quedaba el gusanito de hacerse un tattoo sencillo con la técnica del Bamboo, así que tras preguntar y acordar precio, en 30 minutos tattoo nuevo. Después, cogimos un taxi para ir al MKB y hacer las últimas compras, tomarnos un café helado y ya para  el hotel, recoger las maletas y en metro al aeropuerto.

Tras unos fantásticas semanas nos despedimos de Tailandia con un hastaluego, felicidad de haberla disfrutado y tristeza al abandonarla...

Angela en Paradise Island
Kike en el mercado flotante

Comentarios finales:

Para nosotros, Tailandia te ofrece de todo. Para un viaje inolvidable, intenta combinar ciudades,  palacios y templos, con pueblos más escondidos, rutas por la selva, algunas actividad de aventura, días de playa y relax, buceo o snorkel, alquila una moto y piérdete… mézclate con la gente local y déjate llevar por lo que te atrae y te gusta porque hay actividades/zonas/lugares para todos los públicos y gustos.