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Nuestra Ruta

Dia 1:

Nos ponemos en marcha y tras todo los controles pasados, nos sentamos en el avión de WizzAir con destino Bucarest.

El vuelo perfecto, sin ningún problema y sobre la 1 de la madrugada aterrizamos, pasamos los controles de pasaporte y nos dirigimos a la salida de los vuelos para buscar al encargado de la oficina de alquiler de coches. El aeropuerto de Bucarest Otopeni, nos sorpende porque es bastante nuevo y grande. Tras esperar unos minutos, localizamos al chico y vamos a la ofiina de Klass Wagen a unos 5 minutos del aeropuerto con una furgoneta. Realizamos el trámite del alquiler bastante rápido y nos subimos los 6 al coche para buscar nuestro hotel que no tiene que parar lejos.

El coche está súper nuevo, empezamos a conducir sobre carreteras rumanas y en nada, charlando todos dentro del coche llegamos al hotel. Tras realizar el chek-in, toca recargar pilas, mañana tenemos un dia bastante completo.

Dia 2:

Nos levantamos de buen humor, con ganas de conocer este país, así que cogemos fuerzas con un buen desayuno y sobre las 8,30h de la mañana salimos en dirección a Sinaia.  Hay bastante niebla, pero con la música de la radio rumana, los paisajes y gentes que vamos viendo y con buena compañia en el coche, llegamos en una hora y media al parking de los castillos.

Se nota que es temprano, las tiendas de los castillos estan abriendo y no hay mucha gente. Primero nos dirigimos al  bonito Castillo Pelisor, residencia de verano de los príncipes Ferdinand y María, el cual visitamos tranquilamente y nos sorprende por la cantidad de habitaciones que tiene y la decoración de las mismas. Nos impresionó la Habitación de Oro, La Habitación Oriental y la sala de Pintura. Una vez visitado, nos dirigimos al famoros Castillo Peles, cerrado el mes de noviembre por limpieza, solo podemos ver y visitar el exterior del castillo y su jardines.

Hace un día genial, hasta diríamos que calor (y pensábamos que íbamos a pasar frío!), recogemos el coche y pagamos el parking por 3 LEU y nos dirigimos al Monasterio de Sinaia. Hicimos la visita de rigor por el lugar  y encendimos unas cirios con nuestras mejores intenciones por aquellos que no están y por aquellos que nos protegen y estan a nuestro lado.

castillo Pelisor vistas exteriores
Angela en el Monasterio Sinaia

Continuamos nuestra ruta, con nieve en los paisajes frondosos cercanos a Sinaia y de camino a la bonita Transilvania. Llegamos a Bran sobre las 13h y nos fuimos directos a visitar el Castillo de Bran (el conocido como Castillo de Drácula), antes de comer, para así hacerlo luego más tranquilamente. El castillo medieval es bastante diferente de los anteriores visitados, más sencillo en decoración y mobiliario, con un montón de escaleras pequeñas y algunas de ellas ocultas tras una libreria, varias torres y balcones interiores que dan a un patio interior.

 

Castillo de Bran, famoso gracias al escritor de Dracula

Nos gustó muchísimo y nos dejó tan buen sabor de boca, que tras verlo, nos fuimos directos al resturante Bran Parc, donde comimos comida típica rumana acompañada con cerveza local.

Tras llenar nuestros estómagos, nos fuimos a realizar el check-in al hotel. El hotel esta en una zona muy bonita con vistas a Bran y a la zona de los Cárpatos.

Rasnov, paisajes de Transilvania
vistas al amanecer del valle desde nuestro hotel en Bran (Transilvania)

Tras un breve descanso, nos fuimos a Brasov, a unos 30km de Bran. Ya habia anochecido, por lo que aparcamos en el centro de Brasov, en un parking privado por 3LEU/hora y nos fuimos a dar una vuelta por el centro histórico recorriendo los exteriores de la Iglesia Negra, pasamos por la Calle Sforii, la calle de las cuerdas, el callejón más largo y estrecho de Europa. Recorrimos la animada  Piața Sfatului y la Strada Republicii donde nos tomamos un Kürtöskalács, un dulce transilvano muy dulce y rico. Tras callejear cenamos una pizza en la Pizzeria Roma en la misma Piata Sfatului, volvimos a Brann a descansar en nuestro hotel que tenia la calefacción a tope.

Dia 3:

Tras una noche muy calurosa, desayunamos en el hotel y pusimos rumbo a Rasnov para visitar la fortaleza Rasnov, una ciutadela medio reconstruida en un lugar precioso rodeado de miles de abetos, montañas nevadas y con unas vistas panorámicas chulísimas de Rasnov y de la zona cercana. Como era temprano, la visitamos tranquilamente, y cuando venía más gente, ya estábamos subiéndonos al coche para ir hacia Slanic.

Sabíamos que teniamos una 1hora y media larga de conducción por zona de puertos de montaña de Prahova hasta llegar a la mina de sal Slanic, pero con la compañia y la obervación del paisaje se hizo muy llevadero.

Nosotros, en la fortaleza Rasnov