Vuelta a la gran city…

Cogimos el tren temprano…

Nos despedimos de Kyoto, la verdad que con ganas de más, es un lugar muy especial, el cual esperamos volver.  Con el shinkansen, llegamos al mediodía a Tokyo, que caña de trenes, cuando volvamos a España los tiraremos de menos: puntualidad, rapidez, limpieza, servicio, atención …

Llegamos a la estación Ikebukuro, que tránsito peatonal tan intensoooooo!!!
Se nota que habíamos vuelto a Tokyo, hay mucha diferencia con el sur aunque japoneses abundan en todos lados. Después de localizar la salida correcta (nuestro trabajo nos costó…), fuimos a buscar el hotel. La verdad que la zona era muy diferente a la que estábamos anteriormente. Había gran variedad de calles de tamaños y un montón de callejuelas. Tras varias vueltas, no localizamos el Kimi Ryokan, así que entramos a otro hotel para consultarlo.
El recepcionista/jefe, no tenía ni idea de donde se encontraba, así que cogió su móvil, llamó por teléfono y se dispuso a acompañarnos. Tras callejear un poco, el recepcionista del Kimi estaba en la calle esperándonos también. Continuamos sin dar crédito como son estos japoneses!!! La atención y la amabilidad la tienen en exceso (grandes valores a agradecer) y cómo es posible que el hotel estuviera tan cerca y no supiera donde estaba?!!!

Allí dejamos las cosas y nos fuimos a investigar la zona. Hicimos shopping y acabamos comiendo en una pizzería italiana cercana al hotel. Fuimos a hacer el check-in y no pudimos resistirnos a hacer una siestecilla española en futones…
Una vez con las pilas cargadas continuamos con shopping y nos fuimos al centro cívico de Tokyo a observar la noche de la ciudad.

estaciones de tren en Tokyo

vistas desde el centro civico de Tokyo

Callejeamos, compramos los últimos detalles y acabamos cenando en un Isakaya 270, bar típico japonés de tapeo y copas, muy económico con gran ambiente juvenil (lo compararía en España como los “100 montaditos” o similar pero con platos japoneses).