Después del la mañana apasionante de safari en Samburu pusimos ruta a Aberdare, a nuestro segundo safari, hacia las tierras altas centrales.
Todo empezó cuando bajamos en el Aberdare Country Club, tras pasar un control al entrar al recinto, nos adentramos en un lugar que no hubiera imaginado encontrar en Kenia. En vez de pensar que estábamos en Kenia, era como si disfrutáramos de un lunch en una casa inglesa lujosa, extensas hectáreas de vegetación por donde rondan familias de jirafas, impalas, facóqueros, cebras, pavos reales... por sus alrededores.
Tras una comida fabulosa, distribuimos nuestro equipaje en unas mochilas, ya que para ir al Ark (al hotel treetop) solo hay que ir con el equipaje justo, y nos subimos al bus de los años 90 con destino al ARK.
Nos adentramos por diferentes caminos, pasamos por escuelas privadas y zona residenciales, y llegamos al acceso del parque.
Allí, tras cruzar la valla, accedimos a un camino con inmensa vegetación a ambos lados y nos encontramos con algún búfalo y elefante corriendo a esconderse entre la vegetación de nuestro bus.
Llegamos a una especia de parda/estación donde nos explicaremos que siguiéramos el camino vallado, cruzáramos el puente y llegáramos al treetop The Ark.
Eso hicimos, y flipamos con la inmensidad del lugar y lo verde que era, y al fondo, el inmenso Ark, como una inmensa arca de madera, en mitad del verde parque.
Nuestras mochilas ya estaban organizadas en las habitaciones las cuales tienen unas peculiaridades. Primero la sencillez de la habitación, no hay teles, ni teléfonos, no hay armarios ni tampoco llaves ni pestillos para cerrar la razón.. pero sabéis que es lo más peculiar? ?
Las habitaciones poseen un timbre, el cual si lo dejas encendido por la noche, puede realizar varias campanadas.⏰ Dependiendo de las veces que te llame, te avisa de que animales (1 timbre es elefante, 4 timbres es un animal atípico de la zona...) se han acercado a la charca durante la noche (hay como un y decides si sales a los miradores a observarlos...
¿Sonó por la noche?
Con esa pregunta nos despertamos sobre las 6 de la mañana ya que los dos caímos muertos después de una buena cena y tertulia con vino y buena compañía.
Al salir al desayuno, estábamos todos con la misma pregunta...
Finalmente no sonó, suponemos que no se acercó ningún animal que no viéramos durante el día o el guardia se quedó roque... nos quedaremos siempre con la duda...
Hotel y actividades:
Como os comentamos, nos alojamos por una noche en el Ark.
Es un hotel muy emblemático, mítico, a 2330m sobre el nivel del mar, por lo que siempre hace fresco (aconsejable ropa de abrigo). Habitaciones sencillas, con estructura de madera, sin pestillos ni llaves y sin armarios. Es un hotel confortable para alojarse una tarde-noche de paso.
Te tienes que plantear que va a ser un lugar para el relax, donde la mayor actividad es la observación de los animales, desde los distintos miradores del hotel que dan hacia la charca donde los animales que se aproximan a ella e interactúan. También puedes ir a observar en el puente de madera, a una hora determinada, (creemos que sobre las 17h), donde un cuidador coloca trozos de fruta en una bandeja para que acudan diversas aves a comer (y también alguna ardilla glotona).
Aunque estuvimos la mar de agusto en el hotel, con su chimenea, tomando te, alguna cerveza previa a la cena... mirando a los elefantes, búfalos y el resto de la fauna, nos defraudó ya que es muy monótono y no puedes explorar más la región, por lo que o sobran horas allí o falta más espectáculo animal. (y entendemos que cada día es un mundo...)
Curiosidades y otros lugares:
De camino a Nakuru, tuvimos dos paradas:
-La primera fue parada en la línea de Ecuador, donde visitamos una tienda y el profesor David nos explicó el efecto Coriolis en las proximidades de la supuesta línea del Ecuador y tras una explicación sencilla, compramos unos recuerdos de su tienda y salimos con un certificado de haber cruzado el mismísimo Ecuador. ?
-La segunda parada la realizamos en las cascadas Thompson, donde nos sentimos rodeados de varios comercios locales hablándonos en español y reclamando una visita a su tienda. Estas cascadas se encuentran en Nyahururu en la Kenya central Kenya, a 2,360 metros y las descubrió el geólogo escocés Joseph Thompson que fue el primero que cruzó a pie desde Mombasa al Lago Victoria por 1880.
Desde su mirador pudimos observar la caída de agua de 74 metros del rio Ewaso Ng'iro, una preciosidad.
Un momento curioso que tuvimos en todo el viaje, fue el momento de sacar y volar el DRONE por los diversos lugares. Siempre preguntábamos si podíamos volarlos a nuestro guía o alguna autoridad de los parques. En este caso, en las cascadas, parecíamos un tenderete con una docena de gente a nuestro alrededor preguntando sus curiosidades... cuanto vale, hasta que altura vuela, cómo se controla... La verdad es que nos dió momentos muy divertidos y otros no tantos... Ya os contaremos más ?